Después de algo de tiempo de publicados puedo por fin dedicarle unas palabras a dos de las obras más destacadas presentadas en la última feria del libro de La Paz (faltándome solamente Epopeya Binacional, la que cumpliré pronto). Espero que la lectura de estas reseñas despierte el interés por adquirir ambas, ya que se trata en los dos casos de material esencial en mi opinión.
Justicia poética
Guión: Pablo de Santis
Dibujos: Frank Arbelo
Ediciones Colihue
112 páginas
Blanco y negro
Una de mis lecturas más
placenteras esta última época, por varias razones, porque en historieta
nacional lamentablemente no existen muchos proyectos extensos que nos den a los
lectores el gusto de ver crecer a un personaje, de ver desarrollarse una trama
compleja y deleitarnos con un desenlace que ponga punto final a las aventuras
del héroe o heroína o un probable retorno posterior a ese mundo que se
construyó página por página, porque el material de Frank Arbelo nunca me será
suficiente y porque pude leer por primera vez a De Santis.
Éste último, guionista argentino,
hace lo que mencioné, construye y deconstruye a Julio Fux y su mundo de muerte,
lo hace con referencias literarias, fuera y dentro de las viñetas, dentro,
porque Julio es escritor, además de ingeniero, fuera, porque cita a autores y
textos. Si bien Justicia Poética está formada por relatos cortos de 8 ó 10 ó 12
páginas, es un conjunto completo, una novela gráfica que me gustó leer porque
lleva su historia sin demasiadas complicaciones. Fux, metido en la escritura de
su libro, se ve bajo cierta amenaza al verse cuestionado por una periodista que
parece saber demasiado, empezará entonces a llevar un perfil bajo, falta que le
hace, ya que su libro está hecho con poemas a manera de epitafios que le dedica
a gente que precisamente ha exterminado por motivos personales “justificados”,
sin la ayuda de su ‘cíclope’, deberá permitir a la joven acercarse para
averiguar más sin dejarle a ella hacer lo mismo, lo que lo llevará a caminar con
ojos en la espalda y páginas en blanco en la máquina de escribir.
Destaco el humor dentro de las
trágicas historias y cómo éstas se van entrelazando hasta llegar a formar un
nudo alrededor del cuello de la misma novela gráfica.
Todo esto que De Santis va
narrando no sería posible sin la visión de Frank Arbelo, cubano radicado en
Bolivia, quien insufla en sus dibujos la vida y muerte que ha escrito De Santis de
forma más que satisfactoria. El trazo de Frank tiene gran influencia de la
escuela argentina y la europea, dando como resultado imágenes sofisticadas que
son un deleite visual para los que apreciamos la buena narración gráfica.
Mujeres atractivas, villanos creíbles y unas sombras capaces de congelar el
tiempo dentro de la página, sin duda de lo mejor, no exagero al decir que Frank
es hoy en día de los mejores historietistas en territorio boliviano.
En palabras de su ocasional
guionista: “Arbelo tiene un dibujo muy fuerte, muy expresivo, cercano a la
tradición argentina. Me siento muy cómodo trabajando con él porque da mucha
fuerza a los personajes, y a pesar de mis indicaciones más bien parcas, dibuja
una Buenos Aires que parece personal y vivida. La cara de Fux, que era lo más
difícil de definir, me encanta. Además, Arbelo no es sólo alguien que dibuja
muy bien: es un auténtico dibujante de historietas, alguien que “mueve” la
página, que le da vida a todo, que piensa en soluciones gráficas específicas
para los problemas del guión.”
No hay mucho que agregar sin
hacer spoilers, salvo que en mi opinión Justicia Poética empieza con mucha más
fuerza que con la que acaba, sin ser eso mella alguna en una obra sólida y
redonda.
Si desean tener en su biblioteca
material de calidad, no duden en conseguir este libro. Altamente recomendado.
Guía ilustrada de fobias
Varios autores
Editado conjuntamente por
Comicornio y Polen Editorial
138 páginas
Blanco y negro
Me desembarazo al principio
mismo, este librito me tapó la boca, antes de su lanzamiento no esperaba mucho
y me topé con la grata sorpresa que hay mucho material de excelente factura.
Honestamente yo creí que iba a
ser un libro mayormente compuesto por autores nuevos que hacen sus primeras
armas en el mundo del comic con más entusiasmo que oficio y que los veteranos
participarían acaso con una ilustración, pues sucedió lo contrario, para
alegría mía como lector pero para preocupación justamente por ese incipiente
movimiento que sigue sin hacer lo que supuestamente quiere hacer.
No reseñaré cada obra a fondo porque
como pasa en este tipo de compilados, uno se topa con material de todo tipo y
algunos están por encima de los otros en cuanto a calidad, eso sí, trataré de
comentarlos en su totalidad. También porque no se puede reseñar mucho de trabajos cortos.
Tampoco comentaré las
ilustraciones (Aunque si me apuran, diré que me gustaron mucho las de Valeria
Arancibia y la de Juan Carlos Mamani) porque no me considero con ninguna
autoridad para hacerlo, lo mío es leer. Lo que sí, va una protesta a todos esos
pseudo-autores que no pueden hacer un par de páginas de comic para algo tan
interesante como esta guía de fobias, nada contra los ilustradores, ellos saben
quiénes son, dirijo mi protesta a los que se dicen a sí mismos historietistas y
de eso tienen muy poco o nada.
Empecemos con la edición, el
librito está bien hecho, la intención de la tapa, de parecer de cuero a modo de
los antiguos vademécum es interesante, lo malo es que no resultó del todo y
quien más sufrió fue la linda ilustración de Sebastián Antezana que no se nota
demasiado.
El tamaño es útil, lo comprobé
personalmente a la hora de manejar el tomito por ahí y por allá, pero
sinceramente hay tantos buenos trabajos que me hubiera gustado más una edición
un poco más grande.
Uno esperaría que al ser una guía
de fobias (miedos) la mayoría de las historias tendrían el miedo plasmado en
sus páginas, pero no, es el humor el vehículo más recurrente para contar los
temores de estos autores, quizá la obra más angustiante se trate de “agujas”,
del peruano Yaguas, que más que terror trasmite angustia. Otro intento es el de Samuel
Vargas. Pero si tengo que ponerle una etiqueta a todo el volumen, no puedo más
que poner que el humor es protagonista mayoritario.
Firma el trabajo de edición
Karina Molina quien también hace de revisora del material junto a joaquín
cuevas, lo malo de esto es que hay comics donde la edición no parece haber
puesto un solo pie y la revisión directamente salió corriendo ante tantos
errores ortográficos, me refiero especialmente al comic de Samuel Vargas, que
me hizo taparme la cara y elevar una plegaria por el castellano. En la edición
también creo que se podía evitar repetir las fobias con un poco más de
organización, hay temas repetidos hasta tres veces y aquí tocamos un punto
especial, ¿trata este volumen de reflejar la fobia de los autores? Algunas de las mejores
historias siguieron este patrón, pero otros mostraron lo que entendían por
fobia o alguna que les pareció interesante como para trabajarla, entonces, tal
vez para darle mayor diversidad a los comics se podía coordinar para que una
vez tomado un tema, este no sea repetido por los demás. También está el feo
detalle de omitir en la lista de autores a Nika, que me parece que se llama
Fabiola, es la autora de uno de los dos trabajos sobre tripofobia del libro,
ese tipo de detalles no puede permitirse en trabajos de estas características
por muy primerizos que sean en este tipo de proyectos.
Parece que todo es palo, pero no,
repito nuevamente, el libro en general me gustó mucho y se nota que a la gente
también, sé que se vendió bien en la FIL del año pasado y que se sigue buscando
hasta ahora.
Los puntos destacables:
es el
primer volumen de relevancia que aglomera tantos autores desde la Venganza
Boliviana, libro que data de 2011, así es, 5 años.
Contar con autores extranjeros. Un
par de invitados al festival aportó con sus trabajos para darle variedad extra
a este libro.
Que los autores sean en su
mayoría de buen nivel. Tener entre sus páginas a Alejandro Salazar o Frank
Arbelo ya hace que valga el precio de tapa y doblemente meritorio es que hayan
logrado que estos dos importantes autores hagan comics para el libro.
Excelente.
Variedad y autores nuevos, Si
bien mencioné que algunos autores no dan la talla, eso no quita que tener tanta
variedad de estilos y técnicas no sea un punto alto de la Guía Ilustrada de
Fobias, una especie de catálogo de lo que se está haciendo en materia de
historieta y también de ilustración en nuestro medio, aunque no sea un panorama
completo, es muy significativo, sumado a que hay gente que está empezando este
camino del noveno arte.
Entre esos nuevos valores destaco
a Diana Cabrera, Rocío Terceros, Andrés Montaño y José Coria.
Entre los autores con trayectoria
siempre es bueno ver a los citados Al-Azar y Arbelo, además de a Joaquín
cuevas, Armin Castellón, Paola Vásquez y Damián Moreno.
Perspectiva de repetirse. El buen
resultado de este volumen hace presumir que sus editores tienen la mesa servida
para continuar reuniendo a los buenos autores participantes de esta primera
experiencia, aumentar otros y volver a la carga. Espero sinceramente que así
sea.
Vamos con los comics.
Al-Azar de entrada nos anestesia
contra el terror, hallo muy complicado tener sensibilidad al miedo después de
las hilarantes tres primeras páginas de la guía, que sea un preludio refuerza
mi hipótesis: Este no es un libro de terror. Supertoga, entrañable personaje de
Al-Azar se enfrenta al miedo hasta ser su víctima, relato breve, mordaz y
escueto que demuestra la maestría de uno de los mejores autores locales.
Joaquín cuevas presenta
“Claudio”, breve y entretenido relato que también recurre al humor y la
autobiografía para mostrarnos su fobia, me agradó ver un intento de nuevo
estilo de dibujo de parte de cuevas, ya que nunca he sido fan del que ha usado
hasta ahora, pero esas prometedoras viñetas terminan sucumbiendo a su estilo
habitual más simple y correcto que no disfruto mucho.
Andrés Ibañez se la juega con el
clásico recurso del “no se me ocurre nada” y lo vuelca en uno de los relatos
más entretenidos del libro. Aunque su puesta en página, me refiero a sus
viñetas, no me parecen del todo acordes a su historia, me divirtió bastante,
además de su fobia, Andrés aprovecha para contarnos más de él con referencias a
sus preferencias cinematográficas, literarias, etcétera. Un muy buen comic.
Lo de Andrés Montaño me parece de
lo mejor del libro, no sé si esa sea la fobia personal del autor, pero tampoco
me importa, porque me sumergí en la historia desde la primera viñeta, acompañé
al señor Molina (molino que gira sin fin) hasta la frase final que quizá sea lo
único que no me gustó. Andrés es un autor que poco a poco va consolidándose
como uno de los mejores y es para mí el portaestandarte de la nueva camada de
autores de comic boliviano. Siempre espero ver y leer más de él.
El trabajo de Einar Vargas me
pareció pobre en cuanto a gráfica y sin ideas en cuanto a historia, no me terminó
de decir nada y el único esfuerzo que noté de parte del autor fue el poner una extensa lista de los comics que
forman parte de su colección para en la siguiente viñeta desentenderse del
artificio de “convencer” al lector de que no estamos leyendo un comic al dejar
los lomos de los comics en blanco. No vi fobia por ningún lado más que la que
se formó en mí por los comics de este muchacho.
Con Samuel Vargas me pasa que veo
mucha diferencia entre sus comics y las ilustraciones que comparte en sus redes
sociales, hablo de diferencia de calidad, de lindas ilustraciones paso a
viñetas oscurecidas casi inentendibles que no me convencen de la capacidad de
dibujo del autor, por ejemplo el zapato que pisa a la araña, estoy seguro que
está más en mi imaginación que en la viñeta donde debería estar. La historia es
interesante pero la desarrolló en muy poco espacio, lo que resulta en la
alarmante cantidad de hasta 12 viñetas por página que hace tediosa la lectura y
que su comic se me pase sin mucho entusiasmo.
José Coria me pareció un autor
interesante, no había visto nada de él o por lo menos no lo recuerdo. El dibujo
es bueno pese a su sencillez y la historia comparte los mismos atributos, mi
‘pero’ radica en que no siento haber leído nada sobre fobia en su relato, nada,
incluso con el título claramente escrito al principio siento que fue un comic
metido un poco a la mala en esta guía. Espero ver más material de este autor en
un futuro.
Eduardo Yaguas sí se metió en lo
profundo de sus temores o por lo menos lo representó así. Con una clara
influencia de Charles Burns, Yaguas trabaja en esa dimensión su relato, la
angustia, la incomodidad, no hay otra parte en la guía de fobias donde sienta
esa sensación tan vívidamente, en este caso no por las agujas, sino angustiado
por el autor y su preocupación personal.
Armin Castellón es un muy buen
autor, neurótico como pocos, nos muestra quizá no su mayor miedo, pero sí una
de sus muchas incomodidades, su estilo versátil y bien definido agradan a la
vista, la lista de disgustos del autor, tan extensa como sus peroratas mentales,
divierten sobremanera. Estamos frente a un sobreviviente. :)
Frank Arbelo más que temor nos
muestra su mayor repulsión y lo hace hasta el punto de contagiarnos dicha
repulsión, de ponernos en sus zapatos y darle plena razón, su trazo expresa
cabalmente lo que quiere contarnos, nos hace tragar la píldora, con asco, pero
la experiencia es más que satisfactoria.
Diana Cabrera es otra grata
lectura en la Guía de Fobias, su primera viñeta es soberbia, no sé si soy sólo
yo, pero veo en su trazo mucho de Susana Villegas, así que quiero seguir viendo
material de Diana, aunque su historia se trate más de rasgos psicóticos que de
fobias, es entretenido y sobre todo, bien dibujado.
Rocío Terceros es una autora que
ya está dando de qué hablar por su gran talento en el dibujo, pero no había
leído nada de ella, por eso justamente extrañé la palabra en su historieta muda.
Pese a que su relato funciona, a mi parecer se redondeaba más usando un par de
frases que ayuden a ser más clara en algunos aspectos, de todas formas uno
podría quedarse satisfecho sólo con el dibujo de tan alto nivel.
Damián Moreno definitivamente me
gusta más, o sea, su trabajo, cuando está fuera de El Lustra, esta historia
está llena de sentimiento, un humor más sutil y un resultado más satisfactorio,
quizá tenga que ver que es obviamente una historia auto-biográfica. Mi única
queja sería la sobrecarga de sombras en algunas viñetas, por lo demás es un
trabajo que me gustó mucho.
Nika, quien no aparece en los
créditos, presenta un relato con un origen dramático bien relatado, muchos
saben de mi resistencia al ‘manga boliviano’ pero el mérito que hallo en Nika
es justamente el haberme hecho olvidar que está HACIENDO manga y mostrarme que
está USANDO el manga para contarme una HISTORIA, me gustó mucho su relato por
lo que seguramente trataré de conseguir lo que produzca en el futuro.
Fernando López fue mi mayor
frustración en la guía, conozco por demás su enorme talento gráfico, pero esta
historia hace aguas por varias partes, para de todas maneras terminar en un no
sé qué que me deja una sensación de que faltan páginas o algo así. Fernando es
el único autor de todos los participantes que recurre a la mitología nacional
para presentarnos a un ser terrorífico del folclore boliviano, pero lo hace de
forma poco efectiva, poco atractiva y poco convincente, si bien empieza con un
planteo con buen gancho, luego no llena la expectativa creada, máxime si
tomamos en cuenta que la mayoría de las viñetas están oscurísimas y no se
aprecia realmente lo que está pasando. Lamentablemente su final, es uno de los
más débiles de todos los del libro.
Bueno, hasta aquí llega mi bla bla bla sobre este volumen, me sobrepasé pese a la brevedad dedicada a cada
trabajo, pero creo que esta producción merecía ser comentada con la mayor extensión
posible, dada su importancia.
Quiero felicitar de verdad a los
impulsores de la Guía Ilustrada de Fobias, ya que sé por experiencia que no es
fácil hacerlo, que opinar sobre el libro acabado es una cosa y sufrirlo desde
su concepción hasta verlo impreso es otra muy diferente. De todas maneras las
críticas sirven para mejorar o subsanar errores y en la mayoría de los casos,
para ignorarlas.
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